Mensaje del gobernador Carney sobre el COVID-19

Hace unas semanas, visité el Centro de Educación Temprana Stubbs en el Distrito Escolar Christina. Vi alumnos que se dirigían a su primer día de clases presenciales, entusiasmados con hacer amigos, aprender y estar en la escuela. Tenían puestas sus mascarillas y respetaban el distanciamiento social.

En un aula, una maestra trabajaba con algunos estudiantes mientras otra consolaba a una niña que extrañaba a sus padres. Al mismo tiempo, en un aula cercana, otra maestra estaba conectada a Zoom. Les leía un cuento a sus alumnos en un encuentro virtual, y se detenía cada tanto para hacerles preguntas.

A lo largo de esta pandemia, les hemos pedido a los docentes que hagan a un lado el manual de estrategias, que se alejen de años de procedimientos y pilares del aula, y que desarrollen una forma completamente nueva de educar y captar el interés de sus alumnos.

Y lo han logrado. Han transmitido una sensación de calma y bienestar a los estudiantes, los padres y sus pares. Se han adaptado a los cambios en la información y los protocolos.

No ha sido fácil. Y, en muchos casos, no ha sido agradable. Sé que ha habido un estrés increíble, y sentimientos de frustración y miedo. Todos deberíamos expresar nuestro agradecimiento a los docentes, las enfermeras escolares y las autoridades de los distritos y los establecimientos educativos.

Ahora, las buenas noticias.

Desde septiembre, 576 estudiantes y miembros del personal de escuelas públicas y privadas han dado positivo en la prueba de COVID. Hay más de 60,000 estudiantes que participan en alguna forma de educación presencial en Delaware. El hecho de que la cantidad de casos sea tan baja es una muestra del esfuerzo que han hecho los estudiantes, los docentes y el resto del personal. Además, según los datos de nuestros epidemiólogos, la gran mayoría de esos 576 casos se originaron fuera del ámbito escolar.

Entonces los estudiantes están aprendiendo. Y lo están haciendo de forma segura. Eso es gracias a nuestros docentes.

Durante el verano, armamos grupos de trabajo, integrados por docentes, administradores, padres, miembros de la comunidad y legisladores, con el objetivo de elaborar un plan para reabrir las escuelas de manera segura. En ese entonces, en julio y agosto, no sabíamos lo que sabemos ahora. Con lo que sabíamos en ese momento, hicimos nuestra mejor estimación de las condiciones que tendrían que darse para que tuviéramos que recomendar el cierre de las escuelas. Y diseñamos un tablero de control para reflejar eso.

Sé que los docentes y los padres han estado siguiendo de cerca este tablero, y muchos consideran que debemos ceñirnos a lo que entendimos durante el verano y cerrar las escuelas una vez que las cifras de hospitalizaciones y casos positivos lleguen a la zona roja, un umbral al que nos acercamos rápidamente.

Soy muy consciente de que un cambio de rumbo en este momento conlleva sus riesgos respecto de la confianza del público en nuestro enfoque.

Pero también soy muy consciente de las implicancias de ignorar la ciencia.

No podemos aferrarnos a viejos hechos que no se ajustan a la realidad actual.

Tenemos que adaptarnos y amoldarnos; lo mismo que les pedimos a los docentes.

Los datos aquí en Delaware y nuestra experiencia con la gran cantidad de escuelas que han vuelto a abrir con éxito sus puertas, sumados a lo que hemos visto en todo el país y en Europa, indican que el riesgo de transmisión en la escuela cuando se siguen los protocolos de distanciamiento social no es significativo. El daño de mantener a los estudiantes fuera de la escuela, como todos sabemos, sí lo es.

A la luz de esos hechos, no existe realmente una razón de salud pública para cerrar las escuelas en este momento. Y estoy convencido de que los estudiantes aprenden mejor en el aula.

Sin embargo, vivimos tiempos complicados en un mundo complicado, y para mí está claro que existen necesidades operativas que ameritan una breve pausa.

Los docentes, las enfermeras escolares y los administradores necesitan una oportunidad para resolver esos desafíos y reagruparse. Y la División de Salud Pública puede utilizar este tiempo para reestructurar y optimizar sus procedimientos aplicables a las escuelas.

El personal escolar no es inmune a los efectos de la creciente propagación comunitaria, por lo que las escuelas tendrán cada vez más dificultades para funcionar a medida que aumenten los miembros del personal en cuarentena obligatoria.

Por estas razones, recomiendo a las escuelas suspender las actividades y tomarse un receso de invierno prolongado antes de un nuevo comienzo:

Estas decisiones siguen siendo locales. Es posible que algunos distritos opten por seguir abiertos, y los apoyaremos en su decisión.

En el caso de las escuelas que elijan seguir mi recomendación, les sugiero que esta semana sea la última semana de clases presenciales de este año calendario.

  • A partir del lunes, 14 de diciembre, dichas escuelas deberían realizar la transición a la educación a distancia para completar la última semana, aproximadamente, hasta el receso por las fiestas.
  • La educación a distancia debería continuar hasta el viernes, 8 de enero.
  • El lunes, 11 de enero, las escuelas deberían retomar las clases presenciales siguiendo la modalidad híbrida.
  • Las prácticas deportivas pueden continuar, siempre que se sigan las pautas de distanciamiento social y uso de mascarilla, pero no se permitirán competencias al menos hasta el 11 de enero.

También daremos curso a un anuncio oficial de permanencia en el hogar del 14 de diciembre al 11 de enero. Les pedimos a los habitantes de Delaware que se reúnan en espacios cerrados únicamente con quienes convivan.

Implementaremos una orden de uso universal de mascarilla en espacios cerrados durante el mismo período.

Y estamos considerando aplicar otras restricciones.

Durante el receso, reemplazaremos el tablero de control por datos más específicos y relevantes para las condiciones de salud pública que afectan a las escuelas.

Hemos aprendido que las escuelas son un entorno de bajo riesgo. Necesitamos hacer más si queremos brindarle al personal escolar la información y la tranquilidad que necesita para volver a las aulas con confianza en enero.

Esta semana, tengo intenciones de reunirme con los líderes de los sindicatos de docentes locales para conversar sobre sus experiencias con el modelo de educación híbrida y ver cómo podemos ayudarlos para que los niños regresen en enero. Nuestro Departamento de Educación estará listo para reunirse con ellos y las autoridades de los respectivos distritos a fin de resolver cualquier inquietud que puedan tener. Lo mismo se hará con los representantes de las escuelas autónomas de nuestro estado. Por otro lado, hemos creado una dirección de correo electrónico (Educator.Feedback@doe.k12.de.us) específicamente para los docentes que deseen contarnos sus experiencias.

A partir de la información obtenida, el Departamento trabajará con la División de Salud Pública en recomendaciones de cambios operativos que se necesiten para que los docentes se sientan más a gusto en el aula.

Este virus da miedo. Y ha sido emocionalmente agotador tener que lidiar con él día tras día durante nueve meses. Los docentes jamás pensaron que su trabajo implicaría estar en las trincheras de una pandemia mundial. Y sé que esto ha significado un gran peso sobre sus espaldas.

Solo les pido que aguanten un poquito más. Hay una vacuna en camino, y llegará pronto. Los docentes serán unos de los primeros en recibir la vacuna. Y, si Dios quiere, revertiremos la tendencia de este virus de una vez por todas.

Antes de terminar, tengo un mensaje para los padres. Necesitamos su ayuda. Nuestros docentes están protegiendo a sus hijos en la escuela. Necesitamos que ustedes los protejan fuera de la escuela. Esto implica evitar que jueguen con amigos en espacios cerrados. Eviten las pijamadas. Eviten las fiestas de cumpleaños fuera de la familia. Eviten los viajes compartidos sin mascarilla.

Les estamos confiando a nuestros docentes la salud y seguridad de nuestros niños. Es una gran responsabilidad. Es un gran trabajo. Ellos están haciendo un gran esfuerzo en condiciones sumamente difíciles. Necesitan nuestro apoyo y la ayuda de todos ustedes. Por favor, sean pacientes. Y, lo más importante de todo, agradézcanles ustedes también por este esfuerzo.